Sientes rabia y alegría, calor y frío, seguridad e inseguridad.
A veces te gustaría gritarle estúpido, imbécil. Pero luego le ves y te quedas embobada, o le miras de reojo, como si no te importasen su sonrisa, sus ojos, esa forma de pasar de ti; y entonces, llega el peor momento, aquel momento en el que le quieres dar un abrazo, para sentir que está contigo. Y luego aparece el silencio o las conversaciones estúpidas que no llegan a ningún lado, pero que a ti te encantan porque le ves feliz, contento, sin que le preocupe nada más